Carta de Camille Claudel a Auguste Rodin

Sobre todo, ya no me engañe

Auguste Rodin y Camille Claudel solían encontrarse en su muy secreto escondite, en el castillo de l'Islette, en Turena. Ubicado a dos kilómetros de Azay-le-Rideau, se encontraron allí varias veces, a principios de la década de 1890. Tras las torres del castillo, los dos amantes, protegidos de la exposición pública y de sus obligaciones oficiales y mundanas, viven horas de paz. Y cuando Rodin se ve obligado a ausentarse, Camille Claudel expone los argumentos que probablemente lo traerán de regreso, como lo demuestra este conmovedor documento, que augura momentos felices y prometedores. Se reservaban para ellos varias habitaciones de la planta superior, algunas de las cuales servían de taller. Camille realizó allí el busto de La Pequeña Castellana, mientras Rodin llevaba a cabo largas sesiones de modelado con un cochero de Azay-le-Rideau, que era muy parecido a Balzac.